LabIA - Laboratorio de Innovación Arquitectónica - juan moya arquitectura

BALCONADAS SOLARES

Marzo 31, 2020

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Mirar a través de una ventana y recibir la simple caricia de un rayo de sol se ha convertido a día de hoy en un lujo reconfortante. Si bien el confinamiento se nos plantea como el modo más seguro de frenar el contagio virulento, también debemos tener en cuenta el estado físico y mental al que nos somete y los efectos que está situación provocan directamente en nuestra salud.

La arquitectura de la modernidad fue una respuesta reactiva frente al hacinamiento social y las epidemias de la época del momento. Un sistema espacial “médico” capaz de proteger y mejorar la salud de sus ocupantes. El sanatorio de Paimio (1929) de Alvar Aalto en Finlandia todavía es un modelo ejemplar en la actualidad, situado inmerso en la naturaleza, contemplaba una gran cubierta transitable con barandillas de baja altura en su perímetro. Los tuberculosos podían tumbarse en sacos de lana en sus hamacas y poder contemplar la inmensidad de la naturaleza bajo un horizonte de abedules y recibir el sol y el aire limpio y fresco del entorno. Era la forma para curarse en un clima tan frío como el finlandés donde la tristeza y la desolación abundaban. La arquitectura siempre ha servido como instrumento o medio para la prevención y la curación de las enfermedades y hoy más que nunca merece una especial atención.

Algunas de las investigaciones realizadas sobre la epidemia COVID-19 reflejan la importancia del sol como factor determinante para el contagio de este virus. Un estudio realizado por profesores de Geriatría, Giancarlo Isaia e Histología, Enzo Medico fue presentado a los miembros de la Academia de Medicina de Turín considerando que la vitamina D era esencial para combatir el contagio de la nueva epidemia reduciendo el factor de riesgo. Los primeros datos preliminares recopilados en estos días en Turín, una de las ciudades con más casos de coronavirus positivos en el mundo, indican que los pacientes hospitalizados por COVID-19 tienen una prevalencia muy alta de hipovitaminosis D o lo que es lo mismo, déficit de vitamina D, lo que podría tratarse de un factor clave en el proceso de contagio de la enfermedad.

La compensación por esta deficiencia generalizada de vitamina puede contrarrestarse exponiéndose a la luz solar en nuestros balcones y terrazas, espacios que la arquitectura ha ideado para este fin y que estos días ha contribuido a que el confinamiento sea más saludable física y psicológicamente permitiendo la comunicación social y la ovación solidaria hacia nuestros sanitarios, transportistas, cuerpos de seguridad, etc…Nuestras terrazas, balcones son hoy la mejor vacuna, la fórmula más eficiente y económica de cuidar nuestra salud y de evitar el contagio. Cambiemos nuestros hábitos diarios de salida en las horas solares y así convertir nuestros balcones en la mayor arma de salud, inmunidad y solidaridad para destruir esta pandemia.